Mi intención nunca fue inventar la rueda, más bien siempre ha sido traerla a este remoto lugar.
Son 453 días desde que llegué a estas costas, a las que no era bienvenido, donde buscaba empaparme de tradiciones y formas de habitar territorios desconocidos. Descubrí personas increíbles, paisajes llenos de oficio y me propuse cambiar la manera en que se limitaban sus habitantes. El muelle es un contenedor de vivencias, actos y cochayuyo que relatan la manera de vivir el territorio y que busca marcar una coordenada en el paisaje, donde en tiempos de recolección se cubre con un manto de materia prima y que el resto del año sus vestigios funcionan como referencia del “oficio cochayuyero”.
El programa consiste en un elevador de productos del mar que funciona con un huinche a motor y a lo largo del proyecto un entramado para el secado del alga, explorando así un terreno complejo de trabajar por su inclinada pendiente y que al mismo tiempo promueve la visita de externos a la comunidad, para poner en valor el paisaje y los procesos de este oficio.
En Temuco es tradicional ver carretas de cochayuyo que conversan en el paisaje urbano y lo transforman de manera simbólica. Estas carretas viajan desde las costas ruca cura por 5 a 7 días para entrar a la capital de La Araucanía cargados de experiencias y bosques del mar.
Hoy en día, las familias directamente beneficiadas reciben visitantes y observadores que dialogan en torno a su ancestral tradición.
CNPT 2018 – Proyecto ganador