Renca, delimitada por dos hitos geográficos, el Río Mapocho al sur y el Cerro Renca al norte, desprende potencialidades paisajísticas únicas en la cuenca de Santiago. Debido a esta cualidad se incentivó la investigación de corredores con alta potencialidad de peatonalidad que permitan conectar ambos hechos geográficos, en este caso el comprendido por las calles Antofagasta, Colo-Colo y Calle Cinco.
Ante esto, se propone un proyecto a modo de pieza urbana que rescata las preexistencias y consolida el norte del área de estudio. La existencia del Santuario de Laura Vicuña, las vistas hacia la cumbre más alta del cerro, y un eje de palmeras al lado poniente de la calle y al lado sur del canal son algunas de las potencialidades que guiaron el desarrollo del proyecto.
Como estrategias de diseño se trabajó con el orden del suelo, el cual, a través del hundimiento de 45 cm de la calle, generó desniveles que responden como mobiliario, que por su geometría sinuosa permite fijar vistas hacia los cerros y determinar sectores para la convivencia de grupos, además de funcionar como contenedores de vegetación. Se conservó la arborización preexistente en el corredor y se espejó el eje de palmeras que se encuentra a lo largo de la calle y el canal para la consolidación de un corredor arbolado que fija el recorrido hacia el santuario.
Junto a lo anterior, se activó un punto programático en la esquina al sur de la pieza para aprovechar el flujo peatonal de Colo-Colo y articularlo con el santuario. En él, se dispusieron espacios boscosos, sectores de plaza dura, juegos de agua y un auditorio con una cubierta programática, que funciona como anfiteatro y espacio topográfico que dialoga con los cerros aledaños.
CNPP 2018 – Primer lugar 2do año