El proyecto nace a partir de la reinterpretación espacial del Paseo Dimalow, es decir, su estrechez a lo largo de su recorrido y sus instancias intermitentes para contemplar la ciudad. Se entiende como un surco que en su longitud fragmentada genera ventanas urbanas, donde se conecta lo lejano y lo cercano. Con estos antecedentes, se concibe la propuesta como un surco fragmentado, donde el primero es el conector y ordenador del volumen, mientras que lo segundo es el vacío entre volúmenes, que otorga la pausa en el recorrido. El espacio ordenador de la obra conecta el Paseo Dimalow y la calle Alte. Montt, incorporando a este la esencia del lugar, del transitar vertical y la pausa contemplando el mar.
CNPP 2016 – Mención zona norte